Inauguración de las primeras 32 viviendas del programa Casa Activa, en San Fernando del Valle de Catamarca
Muchas gracias ¡Buenas tardes Catamarca! Si algo me pone feliz es ser el Presidente que más vino durante su mandato en Catamarca. Amo esta provincia, la amo profundamente y me hace muy feliz poder haber estado acompañando a Raúl y acompañando Al Vicegobernador, acompañándolo a la siempre querida Lucía, que tanto quiero y tanto respeto.
Miren, es un acto raro porque me deja invitarlos a reflexionar sobre el país, sobre todo. Miren, empezamos este acto entregando Kits de lactancia, eso es parte de una idea que tuvimos cuando en la Argentina se discutía la famosa interrupción del embarazo y mucho me decían que muchas mujeres tenían que abortar porque no podían tener a sus hijos, porque no tenían forma de mantenerlo, forma de cuidarlo. Entonces dije: “lo que tenemos que hacer ahí es garantizarles a esas mujeres la salud, la alimentación para ellas durante el embarazo y también para sus hijos una vez que nazcan, porque si quieren tenerlos, lo que tenemos que hacer es ayudarlos a tenerlos”. Así surgió la Ley de los 1000 Días, esa ley atiende a la mujer que se embaraza desde el momento que queda embarazada hasta que su hijo cumple 3 años, pasan mil días entre un momento y otro. ¿Y por qué nos preocupaba tanto el cuidado de esos bebés? Como Vida, creo que se fue ahora… Porque la verdad en los primeros 3 años de vida del recién nacido es dónde la alimentación es muy importante porque es donde el ser humano adquiere capacidades cognoscitivas y necesita de una buena alimentación para que al crecer pueda formarse en su plenitud. Entonces alimentar bien a un recién nacido es algo central y no hay mejor alimento para un recién nacido que la leche materna, no lo hay. Nosotros hemos cuidado mucho eso, y ¿por qué? Y porque nos preocupan nuestros recién nacidos, como nos preocupan los jóvenes, como nos preocupan los niños y tenemos buenos resultados. Esto como bien decía Ayelén en ese discurso tan generoso que tuvo para conmigo. La verdad, antes un kit de lactancia era un privilegio de algunos pocos y eso es un derecho que tiene cualquier madre en la Argentina. (APLAUSOS) No es un privilegio, es un derecho que tiene cualquier madre.
Eso también nos da un buen resultado porque, por ejemplo, estuvimos hace un par de días en La Rioja y también como parte de los 1000 Días, entregamos cunas y las cunas ¿Para qué sirven? Y bueno, para terminar con un problema que hay en la Argentina, que ese esto que se llama la muerte súbita de los bebés que, generalmente ocurren porque los bebés duermen con sus padres y en ese colecho terminan perdiendo la vida y necesitamos que tenga la cuna para que duerma boca arriba, para que duerma libre, para que nadie lo vaya a sofocar a su alrededor, y así también estamos dando mejores condiciones a su infancia.
Y ustedes dirán: ¿Y por qué me cuenta todo esto? Porque yo tengo un orgullo, ¿saben cuál es mi orgullo? Que la Argentina ha registrado en el año 2021 la más baja tasa de mortalidad infantil de toda su historia. (APLAUSOS) Ahora, y ¿cómo se llega a estos resultados? Así, con políticas activas del Estado Nacional que tiendan a proteger y preservar la vida de la madre y la vida del recién nacido. Así se llega. Ahora, como bien dijo Santiago, y como bien dijo Vicky, a veces no todos pensamos igual y no todos sentimos esa misma necesidad y esa obligación de preservar a los otros. No siempre los sentimos. Hay algunos que piensan que esto es un problema del Mercado y que cada uno lo tiene que arreglar como puede y que depende de cada madre si tiene dinero o no para comprar su kit de lactancia, su saca leche. No, nosotros sabemos que muchos argentinos y argentinas que no tienen esa posibilidad y ahí tiene que estar el Estado, y tiene que estar el Estado auxiliándoles, tendiéndoles las manos para que tengan lo que necesitan. Del mismo modo que la cuna para el recién nacido y del mismo modo que la alimentación adecuada para el recién nacido. Ahí tiene que estar el Estado y a nosotros no nos da vergüenza decir que el Estado tiene que estar presente cada vez que un argentino y una argentina lo necesita. (APLAUSOS)
El día siguió y firmamos un acuerdo acá, el Ministro de Vivienda, mi querido gobernador para la construcción de 663 casas nuevas, acá en Catamarca, donde hay en ejecución 4.529 casas, y donde ya se entregaron 1.988 casas. ¿Por qué marco esto? Marco esto porque en la Gestión que me precedió, ¿Cuántas casas te entregaron Raúl? ¿Cuántas casas te entregaron Lucía?: Cero ¿Saben por qué? Porque en política hay quienes creemos que el Estado tiene que estar presente construyendo casa para los que lo necesitan y hay quienes creen que eso es un problema del Mercado y que el Mercado lo va a resolver, y nosotros no tenemos ninguna vergüenza en decir: “Vamos a poner al Estado presente dándole un techo a cada familia argentina que lo necesite. (APLAUSOS) No nos da ninguna vergüenza decirlo, orgullosos de decirlo estamos.
Llevamos entregada aquí con Santiago, con Jorge Ferraresi, que me acompañó durante unos años en el gobierno y que tanto nos ayudó él, Santiago era el segundo de Jorge ene ese momento, pero era parte de ese equipo, llevamos entregadas 85.000 casas en todo el país. 85.000 casa. Hace dos semanas atrás estuve ene le Impenetrable, en un pueblo que se llama Fuerte Esperanza, donde viven 4.500 personas y allí llevamos casas. Y después, estuve el lunes siguiente en Paraná, Capital de Entre Ríos, y ¿qué fuimos a hacer allí? Fuimos a llevar casas, y ¿qué estamos haciendo en Catamarca? Trayendo casas, porque las casas hay miles y miles de familias argentinas que las están necesitando y no están en Buenos Aires y sus alrededores, están en todo el país. Y este plan donde ya entregamos 85.000 casa y la casa 90.000 la vamos a entregar en Salta, en la Poma, bien al Norte, donde el país se termina. Allí, porque allí también, en la tierra salteña, en la tierra de la Poma, de la famosa zamba del Cuchi Leguizamón y Castillo. La casa de Eulogia Tapia, donde vive La Pomeña, ahí también vamos a llevar casas para los salteños, para los pomeños y para las pomeñas porque también nos hace falta. Y a fin de marzo vamos a estar entregando la casa 100.000, todavía no sabemos en dónde, pero yo me voy a ir con una tranquilidad ese día. ¿Saben cuál va a ser la tranquilidad mía de ese día? Que ese día yo voy a saber que cada día que fui presidente – heredándolo a Macri – endeudado con el Fondo, con la pandemia, con la guerra a 85.000 familias argentinas, cada día, le di un techo. Y ese va a ser un día muy feliz para mí, inmensamente feliz para mí, porque son argentinos y argentinas que están distribuidas en toda la Patria. Nadie tuvo privilegios, allí vivo momentos únicos, no hay un momento más lindo que ese donde uno le entrega la llave de una casa a una familia, generalmente son jóvenes que tienen chicos creciendo y saben que se ha terminado el martirio de vivir de prestado en la casa de alguien, o de vivir alquilando con el martirio de estar pensando qué voy a hacer, cuando venza el contrato. Y van a tener una casa, donde poder proyectar el futuro. Y ese es un momento único, único, es el momento más grato que yo siento como Presidente. (APLAUSOS)
Ahora, por qué decía que es una linda jornada, porque ha tocado a las tres vidas: el momento del inicio del embarazo y la niñez; el momento de las familias jóvenes que van en busca de su casa para poder criar a sus hijos y el momento de nuestros adultos mayores.
Miren, cuando venía para acá, hace mucho tiempo, Gaby Cerruti, me regaló un libro, que se llama: “La revolución de las viejas” y yo, la verdad que siempre me hablaba del tema, con insistencia, pero – la verdad – que uno tiene tantos problemas como presidente y yo me decía por qué es tan insistente con “La revolución de las viejas”. Y como venía hoy a entregar la primer Casa Activa, me traje el librito y me lo vine leyendo, en el avión, y habré leído las primeras 100 páginas del libro, que está muy bien escrito, porque además escribe como los dioses, entonces es lindo leerlo. Pero ahí me llamó la atención sobre cosas en la que nunca pensamos nosotros; por ejemplo, el mundo fue pensado, hace muchos años, creyendo que la expectativa de vida no superaba los 65, los 60 años; antes era mucho menos. Piensen ustedes que Belgrano se murió a los 40 años, piensen ustedes que Güemes se murió a los 36 años, fíjense cómo las expectativas de vida eran tan cortas. Ahora, la verdad es que nosotros pensando en que las expectativas de vida eran – allá por los años 50 – 70 años, 75 años, generamos un sistema jubilatorio, donde alguien se jubila a los 60 o 65 años.
Ahora, esa persona que se jubila deja de ser parte activa de la sociedad y pasa a llamarse parte pasiva de la sociedad. ¿Alguien a los 60 años está pasivo, en esta sociedad? Nadie, nadie. ¿Por qué? Porque la verdad es que las expectativas de vida cambiaron mucho, en la Argentina y en el mundo, porque la medicina evolucionó y porque – gracias a Dios – ahora se vive mucho más. Y cuando uno compara resulta a ser que la clase pasiva no es una minoría, es una parte muy importante de nuestra sociedad. Y entonces, ya no tenemos que pensar en la clase pasiva, como la clase que está esperando el ocaso de su vida, porque – la verdad – son hombres y mujeres que esperan el amanecer cada día, esperan cada día un día nuevo para seguir viviéndolo, para seguir disfrutándolo. Y para que eso sea posible tenemos que darles condiciones dignas de disfrute, porque les quedan muchos años de vida; son clase pasiva, pero les queda muchos años de vida. Y pueden estar jubilados, pero la jubilación no los obliga a resignarse, no jubila el disfrute, nada de eso trae la jubilación. La jubilación, en todo caso es – como dijo alguien que habló antes – la posibilidad de cosechar lo que se ha sembrado en el tiempo del trabajo, pero eso no significa privarlos de la alegría, de la felicidad y del disfrute.
A veces pienso, porque lo veo cotidianamente, que el problema de nuestros adultos mayores, cuando sus hijos crecieron y no tienen cómo ampararlos en su vivienda y entonces la preocupación de los hijos empieza a ser quién cuida a mamá, quién cuida a papá o quién cuida a mamá y a papá. Y algunos no tienen otro remedio más que decirles. “bueno, vamos a un geriátrico y que allí te atiendan”. Y esa no es una buena forma de vivir, una buena forma de vivir es tener su casa cada uno, poder desarrollar una vida en común, con gente de su propia edad, generando nuevas amistades, ir a la pileta juntos, ir a la biblioteca juntos, ir a comer a un comedor juntos. Todas cosas que ocurren en una Casa Activa, que hoy inauguramos. Es pensar, de verdad, en darles una vida digna a nuestros adultos mayores, si quieren a nuestros viejos. Porque, la verdad, es que ser viejo cuesta mucho, hay que vivir toda una vida para llegar a ser viejo. (APLAUSOS). Así que llamarnos viejos es un motivo de orgullo, no es un motivo de agravio.
Hoy lo que vinimos a hacer es a darle dignidad, es empezar a darle dignidad a la vida de nuestros adultos mayores, algunos tienen la suerte de empezar a vivir con sus familias; otros no, y los que no tienen esa suerte darle la posibilidad de un amparo digno, de que tengan un techo, de que puedan levantarse a la mañana y prepararse su propio desayuno; de que puedan comer en su casa, si quieren; de que puedan tirarse en su cuarto a ver televisión; de que puedan recibir a sus familias de visita, en su propia casa; de poder confraternizar con quienes viven, en ese hogar común. Eso es maravilloso, es maravilloso. Y yo siento que yo sigo cumpliendo con ustedes en circunstancias muy difíciles, muy difíciles. Yo les prometí que nunca más iban a tener que pagar sus remedios y sus remedios dejaron de pagarlos a los pocos meses, que yo asumí la presidencia. Y porque dejaron de pagar y cuentan con los medicamentos viven más y cómo viven más vamos a hacerles las mejores casas para que vivan dignamente. Porque lo merecen, porque han vivido toda una vida, porque han hecho mucho por nosotros. (APLAUSOS)
Hoy, inauguramos la primera, de 46 casas, que están previstas construirse en todo el país, todo Gobernador que nos pidió una Casa Activa a todos se la dimos; algunos son más pedigüeños y piden de a dos, como los catamarqueños, que piden una para Catamarca y otra para Tinogasta, pero está bien porque eso quiere decir que tiene la misma preocupación que yo, darles una vida digna a sus adultos mayores, a sus queridos viejitos y viejitas y está muy bien. Otros no, otros no nos lo pidieron, hay dos provincias que no nos lo pidieron, capaz que lo hacen ellos, tienen otra posibilidad, lo que sí sé que, en este año, antes que termine el año, vamos a tener 23 de estas casas, construidas a lo largo y a lo ancho de la Patria, que van a albergar a hombres y mujeres que las necesitan y que vamos a hacerles, un poco mejor cada día, a la espera del día siguiente.
Gracias Catamarca por este tiempo, los abrazo con todo mi cariño y – por favor – ayúdenme, queda mucho por hacer y tenemos que hacerlo todos juntos y unidos. Muchas gracias a todos y todas.