Inauguración de las obras del Instituto de Física y el Centro de Química Inorgánica, desde La Plata.
Buenos días a todos y a todas. Feliz de estar aquí en La Plata, en este instituto de física de La Plata, en este centro de química inorgánica, en estos emprendimientos conjuntos del CONICET, de la Universidad de La Plata.
Yo, orgullosamente, soy un hijo de la Universidad de Buenos Aires, pero esto no me hace mejor que los hijos de la Universidad de La Plata. La Universidad de La Plata es una enorme universidad. Y los hijos de la Universidad de La Plata también deben estar tan orgullosos de la Universidad de La Plata como yo de la Universidad de Buenos Aires. Y el todos, los hijos de la Universidad Nacional de Córdoba, los hijos de la Universidad del Litoral, los hijos de la Universidad de Rosario, todos tenemos un común denominador; somos, orgullosamente, hijos de la universidad pública. Y, por lo tanto, nada nos diferencia, nada nos diferencia. Todo tenemos el mismo orgullo, todos tuvimos el mismo compromiso; todo tenemos objetivos.
En verdad, le comentaba recién a Daniel, hablábamos hace un ratito con Daniel, que sí hay algo que me impresiona cada vez que visitó un lugar como este, es el orgullo con que hablan los científicos y las científicas. Por ahí ustedes no se dan cuenta, es, realmente, impactante, hablan con un amor de lo que hacen; cuidan estas instalaciones que son públicas como propias con un cariño, con un compromiso, que pocas veces se ve, que pocas veces se ve; saben trabajar en equipo; me muestran los laboratorios, todos; nadie me dice quién es el jefe, todos me dicen lo que hace cada uno.
Ojalá esa fuera la Argentina siempre. Una Argentina donde se pueda trabajar en equipo, donde, orgullosamente, uno se sienta argentino, donde uno, orgullosamente, se sienta orgulloso de calzarse un guardapolvo que dice: “CONICET”. Eso es maravilloso, es increíble. lo que es increíble es que lo hayamos maltratado tanto a nuestros científicos, a nuestros investigadores; es increíble que hayan dejado de ingresar nuevos becarios, nuevos investigadores en tiempos en donde el mundo reclama de la ciencia, de la investigación, de la tecnología y de la educación, un valor esencial para poder ser importantes en el mundo, para poder crecer como sociedades.
Me lo han escuchado decir miles de veces, y mil veces más lo voy a decir hasta que entré en la cabeza de cada uno de nosotros: “las sociedades ricas no son las sociedades que tienen petróleo, las sociedades que tienen oro, las sociedades que tiene cobre, las sociedades que tienen litio; las sociedades ricas son las sociedades que han desarrollado el conocimiento, esa son las sociedades ricas”. Y la Argentina es una sociedad rica en conocimiento, muy rica. Tenemos científicos que son miembros de la Academia Francesa, y tenemos científicos que son, permanentemente, citadas en los textos de las publicaciones más importantes del mundo; tenemos científicas, como tuve ayer acompañándome en Buenos Aires, que se animaron a hacer la vacuna contra el COVID en la Argentina; asociando al CONICET, asociando a la Universidad de San Martín, sino me equivoco, junto a capitales privados.
La Argentina que necesitamos es una Argentina donde la ciencia y la tecnología se desarrolle porque ese es el futuro de la Argentina. Y que nadie nos confunda porque es verdad que hay miradas distintas, hay quienes piensan que en este mundo que ha distribuido el trabajo como los poderosos quieren, a nosotros nos tocó producir solamente producción primaria, y en aquellos años 70, cuando se hablaba de la división internacional del trabajo, nosotros estábamos en este mundo para aportar granos, carne y minerales, no para producir bienes, no para agregarle valor a todo eso, y así estamos.
Pero estamos los que entendemos que no es así, que nosotros debemos agregarle valor a la producción primaria, y debemos ser exportadores de bienes elaborados que hayan pasado de la producción primaria a la elaboración industrial, que hayan recibido el aporte tecnológico y científico que lo hace más valioso para el mundo, ese es el modo, algunos queremos esto y otros quieren otra cosa.
Estamos viviendo tiempos de futbol, y ayer miraba con impresión que alguien en el mundo, allá en Qatar, decía “la Argentina es una selección que tiene a Messi y diez que corren detrás de él”, ¡qué injusticia decir semejante cosa. La Argentina tiene una de las mejores selecciones que yo como futbolero recuerdo, tiene un arquero maravilloso, defensores extraordinarios; jugadores, mediocampistas de primer nivel en el mundo; delanteros que asoman al fundo, como Julián Álvarez, que nos impresionan, y tenemos a Messi.
Y saben, tenemos un equipo técnico único, que entiende que el secreto es jugar en equipo, que han aprendido la ética del futbol que José Pekerman les enseñó, eso es Scaloni, eso es Aimar, eso es ese equipo técnico, ¿saben qué nos están enseñando?, que se gana en conjunto, que se gana cuando sentimos la camiseta como ustedes sienten el guardapolvo del CONICET, eso nos están enseñando. (APLAUSOS)
¿Y saben también qué aprendemos y qué quiero marcar? Que la Argentina no son un par de investigadores muy destacados, como lo es Messi en el fútbol y un conjunto que lo acompaña, es un sinfín de investigadores jóvenes, pujantes, que tienen todas las ganas, que tienen todo el deseo de hacer la mejor Argentina.
Yo tengo un compromiso con ustedes, mientras yo sea presidente, el dinero que le haga falta a la ciencia y la tecnología lo voy a seguir destinando desde el Estado porque ahí está el futuro de la Argentina, y confío que esta prédica que desde hace tantos años tenemos muchos, no soy yo solo, pueda meterse en la cabeza de cada argentino y de cada argentina, porque solo así vamos a ser un mejor país, y solo así vamos a ser un país más igual, porque para ser igual hay que ser soberano, hay que ser dueño y artífice del propio destino, y eso lo podemos hacer si desarrollamos el conocimiento en nuestra Patria.
Gracias a todos y a todas.