Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, desde el Museo del Bicentenario.

Alberto

Buenos días a todos y a todas. Gracias por estar acá.

Me parece que es un día muy importante para la Argentina, no para el Gobierno, para la Argentina.

Déjenme hacer un poquito de historia para contarles alguna…, mientras miraba todos esto, algún recuerdo que venía a la cabeza. Corría la campaña del año 2019, Juan trabaja cerca nuestro, obviamente, y ya habíamos ganado la elección y estábamos organizando los equipos para gobernar. Un día llamé a Juan, que –la verdad- tenía su mirada volcada hacia otro lado, y le dije: “Juan, vamos a hacer un Ministerio de Ambiente y quiero que vos te hagas cargo”; y le dije: “a partir de ahora solo pensá en esto”. Juan, me miro con cara de dónde me estás mandando; le digo: “mira, Juan, el tema es que todo, todo, todo, tiene que ver con el ambiente y todo lo que le pase al futuro de la humanidad tiene que ver con el ambiente. Y la calidad ambiental no es un tema discursivo, no es un tema ocasional, es un tema que va a tener que ver con todo, con lo productivo y con las condiciones de vida de nuestra sociedad”.

Allí le empezó a entusiasmar un poco más el tema, si bien, es cierto que él, generacionalmente, estaba mucho más vinculado con el tema ambiental que yo. Juan, has hecho un gran trabajo; Cecilia, has hecho un gran trabajo; Sergio, has hecho un gran trabajo; Beatriz, ¿que no sé dónde estás? También ha hecho un gran trabajo. y los quiero felicitar y les quiero agradecer. (APLAUSOS). ¿Por qué les quiero agradecer? Porque lo que hemos logrado hoy, estamos logrando hoy, por ahí no lo percibimos, pero acá hay hombres y mujeres de todos los colores políticos. Y a los que no piensan como nosotros y están participando de este acto comprometiéndose con una estrategia común hacia el mañana, les quiero dar las gracias porque han entendido de qué se trata está propuesta; no estamos hablando de la acción de un Gobierno, estamos hablando de la acción de un país, que quiere poner -en primer lugar- la preocupación por el cambio climático. Y, además, ocuparnos para ver cómo afrontamos los desafíos que tenemos que afrontar.

Argentina tiene una historia muy importante en materia de atención al clima. Días atrás, estuve con Celeste celebrando los 150 años de la creación del Servicio Meteorológico Nacional. Para muchos el Servicio Meteorológico Nacional es el que nos permite ver si el día estará soleado, si se cruzaran nubes, si habrá una tormenta o si lloverá mucho. Pero la Argentina el Servicio Meteorológico Nacional es mucho más trascendente; nos permite prever, nos permite saber qué es lo que puede pasar a la hora de –como en el campo- producir, sembrar, qué puede pasar mientras la siembra crece, cuándo debemos adelantar la cosecha, si existe riesgo de que esa cosecha se pierda por una cuestión climática.

El Servicio Meteorológico Nacional que fue uno de los pocos…, de los primeros que hubo en América Latina, sino el primero; ¿el primero? La miro a Celeste para que me corrija, que ella conoce mejor que yo. Pero fue una preocupación de Domingo Faustino Sarmiento. Él fue el que impulsó que el Estado le preste atención al tema climático. Yo marco estas cosas porque se trató también del mismo hombre que dijo: “prestémosle atención a la educación pública”, porque para que la Argentina crezca necesitamos educación pública, fue el mismo. Como todo hombre de esa talla tiene claroscuros, seguramente, pero es hora de que reconozcamos la importancia de lo bueno que hizo, de lo trascendente que hizo.

Desde Sarmiento hasta hoy, la Argentina se ocupó del tema del clima, se ocupó; y, como bien han dicho los que me precedieron en la palabra, no fuimos –precisamente- los causantes de la catástrofe climática que el mundo afronta. Yo me acuerdo hace unos años atrás, cuando se empezó a hablar del agujero de ozono, y muchos decimos, ¿Qué es esto del agujero de ozono? La única preocupación que nos causaba el agujero de ozono es que teníamos que ponernos más protector a la hora de ir a la playa porque el sol tenía más capacidad para lastimarnos; y en verdad estaba cambiando las condiciones del mundo peligrosamente, para que el mundo pudiera seguir desarrollándose adecuadamente.

De aquellas primeras noticias del agujero de ozono a hoy, ha cambiado mucho, y la conciencia ha cambiado mucho; aun así, nosotros tenemos que seguir trabajando para concientizar de la importancia de la trascendencia que el cambio climático tiene. Lamentablemente del cambio climático del que hablamos no es un cambio climático para bien, es un cambio climático para mal, para mal porque la emisión de gases ha hecho que el mundo se recaliente; acá ustedes van a encontrar un mapa que yo acabo de ver, cuando Cecilia me lo trajo a mí despacho, donde vemos cómo las diferentes zonas de Argentina se han recalentado producto de este cambio climático. ¿Y ese recalentamiento qué supone? Que vamos necesitar más aire acondicionados; no, es que se complica todo el sistema productivo argentino, eso está diciendo, de eso está hablando, ese debe ser el objeto de nuestra preocupación.

Argentina, también como se ha dicho acá, no es responsable de esto; solo el 0,8 por ciento de los gases que se emiten son emitidos por Argentina, tampoco el América Latina, menos el Caribe es responsable de lo que está pasando, menos África es responsable de lo que ha pasado y de lo que está pasando. Sin embargo, son las principales víctimas, somos las principales víctimas, ¿por qué? Porque el Caribe ve crecer el mar, ve desaparecer sus islas, ve que su territorio cada vez es menor porque el mar avanza sobre sus islas; porque aparecen ciclones, lluvias, que antes no tenían, ¿y qué culpa tiene el Caribe en la generación de todo esto? ¿y qué culpa tiene la América Latina cuando ve que muchas áreas de su territorio se vuelven desiertos producto del cambio climático, del calor? Y lo que antes era productivo dejó de serlo, ¿y qué culpa tiene África en padecer lo que padece? un continente que prácticamente no tiene electricidad.

En verdad nosotros tenemos que ocuparnos del cambio climático y de resolver todos los perjuicios que han generado la ambición de los poderosos de seguir ganando a cualquier precio, de los negacionistas, de los negacionistas, que decían que el cambio climático no existía, y siguieron sometiendo al mundo a más intoxicación climática. Ahora gracias a Dios en Brasil hay alguien que va a cuidar el Amazona, pero al Amazona lo talaron, lo talaron, lo talaron, e hicieron el daño que hicieron.

¿Y qué debemos hacer nosotros responsablemente por nosotros y por la humanidad? Nosotros tenemos junto Brasil y junto a muchos países latinoamericanos? Somos proveedores de oxígeno, porque somos el pulmón del mundo, con esas grandes selvas, con la Amazonia, con el monte impresionante con los bosques que tenemos en todos los Andes, en toda la ladera de los Andes argentinos, cuánta razón tiene Juan cuando dice que tenemos que ocuparnos por la forestación, tenemos que seguir creando pulmones para el mundo, y eso nos va a beneficiar a nosotros, porque cuando hablamos del mundo, hablamos de nuestra casa, del lugar donde vivimos.
Imaginen ustedes vivir en una casa donde alguien prende la chimenea y el humo va todo para adentro, va todo para adentro y nadie se preocupa, algo parecido nos pasa cuando queman carbono, queman carbono, queman carbono, y no se preocupan por los efectos que ese carbono tiene sobre nosotros.

Hoy nosotros estamos dando paso muy importante, de verdad, como sociedad estamos dando un paso muy importante, yo insistía a Juan, cuando recién asumimos, que para que esto se entienda, para que no deje de ser una demanda hippie de algunos que están preocupados por el clima, y para que se convierta en un problema que todos debemos atender, les decía “tenemos que concientizar mucho a los argentinos y a las argentinas”, así fuimos adelante con la Ley de Educación Ambiental, que la estamos reglamentando para poner rápidamente en marcha, y con la Ley Yolanda, que obliga a que todos nos informemos sobre los deberes, las exigencias que tenemos que cumplir para mejorar la condición climática de la Argentina y del mundo.

Acá en este punto lamentablemente somos parte de la globalización y no tenemos forma de remediarlo, nosotros vivimos en este mundo, y si el mundo se intoxica a nosotros también nos intoxica, entonces tenemos que ser muy firmes en esta lucha, y tenemos que dejar de lado cualquier diferencia política y entender que todos debemos ir para el mismo lado, porque es dejar de intoxicar la casa en la que vivimos, primero desintoxicarla, y después nos volver a intoxicarla, ese es el camino que tenemos que transitar, y no es un camino fácil porque en la pelea aparecen disputas de intereses, y en esas disputas de intereses los poderosos insisten. Pero yo quiero marcar este problema- como bien dijo Cecilia-, que el problema climático no es un discurso, no es un tema discursivo, es un problema que nos interpela, que muchos sienten que es un problema del futuro, no es un problema del futuro, es un problema del presente. Muchos piensan que como son los jóvenes los que se interesan por el problema climático, es un problema de la juventud, es un problema nuestro, no es un problema que va a estar de aquí a unos años, es un problema que existe y que todos los días nos castiga, y que por lo tanto debemos tomar el toro por las astas y resolverlo, y empezar a resolverlo con los que piensan como nosotros, aunque haya otros que se resistan, pero empezar, empezar un camino que nos devuelva el mundo que merecemos.

También el cambio climático genera mucha desigualdad, cuando los desiertos aumentan en África solo se aumenta la desigualdad, y la pandemia nos ha mostrado que lo que es la desigualdad, repito siempre los mismos datos, lo dije el otro día en la reunión CELAC-Unión Europea: “miren, tengamos en cuenta que diez personas tienen los mismos problemas, en ese mundo vivimos”. Tengamos en cuenta que cuando vino la pandemia en los países pobres se murieron cuatro veces más personas que en los países ricos; tengamos en cuenta que cuando la vacuna apareció, el diez por ciento de la humanidad se quedó con el noventa por ciento de la producción de vacunas, y el noventa por ciento de la humanidad deambuló por el mundo buscando una vacuna que le permitiría salir de la pandemia.

Si frente a tanta desigualdad nosotros no hacemos algo, no vamos a vivir en un buen mundo, y para vivir en un buen mundo y para terminar con la desigualdad, enfrentar el problema climático es nuestro deber, es un imperativo moral, es un imperativo ético, si no lo hacemos cómplices de la degradación del planeta, y ya no serán los jóvenes los que nos interpelen por lo que no hacemos, seremos nosotros los que padezcamos el deterioro de ese mundo.

Gracias a todos y a todas. 

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