Encuentro de Ciencia, Tecnología e Innovación para la Soberanía Nacional, en Tecnópolis.

Alberto

Muchas gracias, muchas gracias. Le decía a Daniel, cuando llegué, que en el término de dos semanas participé de un montón de actos vinculados a la Ciencia y la Tecnología; y la verdad que, para mí en lo personal, es muy reconfortante eso. Participamos del acuerdo de la CONAE con la empresa VENG, ya no para producir nuestros satélites, que ya los construimos, que ya los hacemos en Argentina, sino ahora para ponerlas en órbita, para tener el cohete que lo impulse y poder ver salir nuestros satélites a la estratosfera desde la Argentina, sin tener que mirarlo por televisión como nos pasó la última vez, en plena pandemia, con el SAUCOM. A los pocos días…al día siguiente tuve la oportunidad de participar de los 100 años del Servicio Meteorológico Nacional, que es también un lugar demasiado importante para la Argentina porque ese Servicio Meteorológico permanentemente brinda información a los productores agrícolas, a quienes necesitan saber qué va a pasar, para poder producir para la Argentina.

Miren, me lo han escuchado decir muchas veces y yo creo que es necesario que lo repitamos muchas veces para que no ocurra lo que contó Wado al comienzo que, uno dicta una Ley, un Decreto la deroga y la discusión se desvanece.

Hubo una generación en la Argentina que pensó la Argentina a partir de la producción agrícola, fue esa generación, siempre cuento yo, que desarrolló los trenes y nosotros mirábamos los mapas de la Argentina y se conformaba esa suerte de araña, donde el cuerpo estaba en el Puerto y después un montón de vías que iban hacia el Interior de la patria a buscar, en La Pampa productiva, la riqueza agrícola y ganadera que podíamos exportar a Europa. La verdad que vino el peronismo y discutió severamente esa forma de construcción de la Argentina, y allí empezó un proceso de industrialización que fue muy fuerte en algunos momentos y que se debilitó mucho en otros momentos.

Quienes nos precedieron en la función de Gobierno antes de llegar, solían decir que la aspiración que tenían era convertir a la Argentina, ya no en el granero del mundo, sino en el supermercado del mundo. No son palabras mías, son palabras textuales de quien me precedió, Y la realidad es no entender qué pasa en el mundo, lo que pasa en la sociedad moderna, es no entenderlo, es simplemente no entenderlo y promover eso solamente significa apostar a la postergación de la Argentina, no significa otra cosa. Aspiracionalmente, ser el supermercado del mundo no parece ser lo mejor, en un mundo donde el desarrollo científico y tecnológico no para de avanzar.

Suelo repetir y me lo han escuchado muchas veces decir ustedes mismos, porque habrán estado en otros actos como este donde me tocó hablar, que en la actualidad las sociedades más ricas no son las que tienen petróleo, las que tienen gas, no son las que tiene oro, las que tienen cobre, las que tienen litio; Son las que tienen la tecnología para poder sacar el mineral, procesarlo y agregarle valor con tecnología, esas son las sociedades ricas. ¿Por qué Noruega se convirtió en lo que es hoy?: Porque supo que tenía gas y desarrolló su propia tecnología de producción offshore de gas para poder extraerlo y ser autónomo, ser soberano y ser hoy lo que es, es el segundo productor de Europa ¿Por qué Finlandia es lo que es?…

Miren, en la sociedad moderna no hay mejor inversión que se pueda hacer que no sea la inversión de la educación, del conocimiento, de la ciencia y la tecnología. (APLAUSOS) Cuando uno invierte allí es sembrando futuro, es haciendo rica la sociedad, dándole riqueza a la sociedad.

Y la realidad es que, tenemos también muchos ejemplos presentes, bastante cercanos este día de hoy para ver lo importante que es tener nuestra propia capacidad científica. No pensemos ya en los satélites de los que les hablé. Llegamos con Néstor al Gobierno y me acuerdo que “Cacho” Otheguy me dijo… estábamos muy preocupados porque todos venían a ofrecernos radares para la radarización de la Argentina que era tan importante y todos nos hablaban de los radares 3D, para un abogado, ustedes se dan cuanta que es una cosa muy difícil de entender; Pero eran radares que eran capaces de mirar más allá de la circunferencia del globo terráqueo, no miraban derecho, sino que eran capaces de girar buscando qué había detrás de la esfera y le dije a “Cacho” Otheguy:” Yo la verdad que no sé, todos me vuelven loco, todos me quieren vender radares y Cacho me dijo: “pero yo creo que lo podemos hacer eso con el INVAP”. Y me tocó ser Presidente y fui a Bariloche y vi un enorme radar que instalamos de los muchos radares que produjo e instaló el INVAP y radarizó a la Argentina y ustedes dirán: “¿y esto es muy importante? Miren, es tecnología nuestra, fuimos capaces de desarrollarlo nosotros, no dependemos de nadie para el día que ese radar se descomponga o haya que arreglarlo, depende de nosotros; no depende de que otros nos sigan prestando el servicio depende de nosotros.

Si miramos en la pandemia, los Kit para detectar los virus, o los barbijos que fueron de los más eficientes del mundo, son producción argentina, desarrollo de científicos y científicas argentinas del CONICET y de Universidades nacionales.

Cuando días atrás, visité, en La Plata, el proyecto que está desarrollando YPF con YTECH para hacer las celdas de litio para producir baterías lo que estamos haciendo, allí, es darle valor a la riqueza que tenemos, porque no es lo mismo exportar el litio en bruto, que exportarlo convertido en baterías, no es lo mismo. No solamente no es lo mismo porque en esas fábricas de baterías se van a generar puestos de trabajo, que los argentinos necesitan, sino que no es lo mismo el valor de importación de un producto del otro, no es lo mismo.

El no entender que apostar a la ciencia, a la tecnología y a la educación, primero; el no entender que el Estado debe estar presente, allí, porque no siempre es negocio.

Cuando en el 2019, hice campaña, fui a Rosario y me encontré allí, con científicos del CONICET y de Bioceres y me contaron algo, que me llenó de asombro. Entonces, me dijeron que llevaban más de dos años habiendo producido una semilla transgénica de trigo, que era capaz de hacer crecer el trigo, aún en situaciones, donde el agua no fuera suficiente y yo dije qué es lo que pasa. Y me dijeron: “no, no lo aprueban, no lo aprueban” y yo me pregunté por qué no lo aprobaban. Bueno, alguien estaría trabajando para Monsanto, pero no estaban trabajando para la Argentina. Nosotros aprobamos esa semilla, que es orgullo nuestro y en tiempos como el que vivimos, de hambrunas, miren ustedes lo útil que puede ser esa semilla, que puede crecer en lugares, en zonas más desérticas, con menos capacidad de agua y que pueda alimentar a millones de los habitantes de este mundo, que hoy están sufriendo hambre, piensen en África.

Y eso que en un momento donde la FAO preanuncia una hambruna, que puede afectar a 300 millones de habitantes del planeta, eso es central, ser capaces de haber desarrollado y de haber transformado genéticamente la semilla del trigo para hacerla resistente a la falta de agua, es importantísimo, tiene una trascendencia enorme, en términos humanitarios. Nosotros, que venimos de ciencias humanistas la noticia nos conmueve.

Y eso qué es, eso es prestarle atención a la ciencia y a la tecnología. Llegamos, aprobamos la semilla, fue probada en Brasil, fue probada en Australia, fue probada en China. Hoy tenemos un enorme mercado para ofrecer esa semilla y para darle solución a un problema del mundo, que es el hambre.

Hay un segundo problema, que han tratado en el día de hoy, y que lo resumió muy bien Daniel, así como se pensó en esa Argentina arácnida, donde el cuerpo de la araña era el puerto, así se manejaron los recursos, durante mucho tiempo y eso es lo que no podemos permitir que siga ocurriendo. Cuando llegué al gobierno dije que iba a gobernar con las 23 provincias y la Ciudad Autónoma, porque lo que quiero es un desarrollo federal justo. A mí no me gusta esa Argentina que concentra la riqueza en el centro del país y tiene una periferia al norte y una periferia al sur. Esa es una Argentina muy injusta y que, éticamente, ningún argentino puede sentirse feliz viviendo, en esa Argentina. Y para que las Argentinas periféricas dejen de ser periféricas y vuelva a ser centrales, lo que tenemos que hacer es llevarles recursos, instrumentos, actores que vuelvan esos lugares lo que verdaderamente son: zonas pujantes donde se puede producir y donde se puede desarrollar no solamente la agricultura y la ganadería, sino también la industria.

Piensen en el norte, ahora, la oportunidad que le da el litio, la oportunidad que le da el cobre. Nosotros tenemos por delante el enorme desafío de entrar en la modernidad y en la modernidad se entra desarrollando la ciencia y la tecnología, no se entra de otro modo, porque hasta la industria se ha robotizado y la industria reclama ciencia y tecnología, no solamente manos de operarios, que aprieten un tornillo, necesita mucho más. Piensen ustedes, que en unos meses más, vamos tener una vacuna contra el COVID, diseñada y producida íntegramente, en la Argentina y ahí apostaron universidades públicas. ¿Por qué repito tantas veces esto? Porque hay quienes pensaron que las universidades no debían proliferar, que no tenía sentido, “para qué llevar la universidad a zonas pobres, si los hijos de los pobres no pueden estudiar”, llegaron a decir.

Cuando cumplimos, en nuestra querida Universidad de Buenos Aires 200 años, pude ver la resolución que la creó y esa resolución tiene estos argumentos. Dice: “los criollos, que vivimos en la Ciudad de Buenos Aires tenemos muchas dificultades para que nuestros hijos, pues deben viajar hasta Córdoba, Chuquisaca o Europa”, por lo tanto es necesario una universidad que esté al alcance de nuestros hijos para que puedan seguir estudiando”. ¿Por qué si lo hicimos los porteños, no lo pueden hacer los cordobeses, los jujeños, los fueguinos, los de cualquier rincón del país? ¿Por qué? Si es evidente que lo que hay que hacer es acercar la educación a la gente para que la gente se eduque y no exigirle a la gente para que se traslade para seguir educándose, si es evidente que es así, no cabe ninguna duda que es así. (APLAUSOS). Y los que piensen que la educación – finalmente – está reservada a los sectores más poderosos, más fuertes económicamente se equivocan, se equivocan. Vayan y miren, en el Gran Buenos Aires las universidades, vayan a Lanús, vayan a La Matanza, vayan a Quilmes, vayan a Florencio Varela, vayan a José C. Paz y lo que van a ver es que entre el 85 y el 90 por ciento, de los que allí estudian, son primera generación de universitarios, de familias trabajadoras. (APLAUSOS)

Y esas universidades, del Gran Buenos Aires, que han sido tan denostadas, en algunos momentos de nuestra historia presente fueron capaces de darnos la vacuna de la que hablamos. La Universidad de San Martín y la Universidad de Quilmes han trabajado muchísimo en el desarrollo de todo esto. Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es seguir aplicando la mirada federal, que aplicamos para la obra pública, para la vivienda, para la educación también para la ciencia y la tecnología. (APLAUSOS). Eso es lo que tenemos que hacer y dejar de concentrar al país en torno a las grandes ciudades. También me lo habrán oído decir muchas veces: ¿saben cuándo vamos a ser un país federal? El día en que alguien que nazca en el pueblo más norteño que exista y en ese lugar encuentre la posibilidad de crecer, de educarse, de tener un trabajo, de formar una familia, de desarrollarse, de investigar, de producir, de vivir feliz en el lugar donde nació y de morirse, después de haber vivido feliz, en el lugar donde nació. Ese día la Argentina va a ser un país federal, mientras la Argentina siga siendo un país, donde muchos argentinos buscan en las grandes ciudades el futuro que no encuentran en su tierra esa va a ser una Argentina injusta y definitivamente no va a ser una Argentina federal, va a ser una Argentina que profundice la frustración y la pobreza.

Nosotros llegamos al Gobierno, con Néstor, con Cristina y conmigo con la convicción de que tenemos que hacer una Argentina pujante, una sociedad poderosa y por eso nosotros confiamos en seguir educando a los argentinos, en seguir sembrando conocimientos, en seguir apostando a las ciencias y en seguir promoviendo la tecnología. Y lo vamos a hacer, hasta el último día en que gobernemos, porque allí está la Argentina del futuro y allí está la mejor Argentina que queremos.

Gracias a todos y todas por esta jornada.

Categorías: Discursos